domingo, 24 de julio de 2011

XI ETAPA: COLLADO VILLALAVA-MAJADAHONDA

Tras haber dormido bien en el polideportivo, con sueño debido al ruido de las fiestas de Collado Villalaba, y a un cansancio que cada vez más se comienza a notar y que hace que ello sumado al desgaste físico, sean dificiles los últimos días de trayecto hacía Madrid y esta, se comienze a perfilar como un algo deseado, pero dificil de tomar.

Salimos sobre las siete, hace un día totalmente despejado, un día como otro cualquiera, es decir, insoportable.Salimos por una carretera paralela a la autopista escoltados por un coche de la Guardía Civil y una-dos motos que nos van siguiendo de cerca. Al principio se gritan las consignas propias del movimiento cuando se sale por el pueblo, después poco a poco se va cediendo la atención a la larga caminata de veintidos kilómetros que nos espera. Ya desde el principio se nota claramente que hay dos grupos: Los que andan rápido y los que por el cansancio u otros factores andan más despacio. Ello provoca que al princio de la marcha se hagan más paradas de lo debido, provocando el enfado de los que andan más deprisa, debido al atrofiamiento muscular que ello les supone. Por ende se decide que el grupo de adelante podrá llevar su ritmo siempre y cuando no melle mucho la distancia con los demás. Y así se prosigue hasta las cercanías de Las Rozas en donde el asfalto se convierte en un digno rival contra el que el caminante, con esfuerzo, debe vencer. Citar que un grupo de avanzadilla formado por cuatro miembros se desliga del grupo y marcha a una buena velocidad consiguiendo sacar tres cuartos de hora a la marcha, para así estudiar el camino y analizarlo. Pero rarezas de la vida, al final los que se pierden son ellos por entre las innumerables carreteras, rotondas, cruces, de la autovía. Llegando a caminar el doble mientras el Sol los achicharra y se deshidratan, haciendo cinco kilómetros más aproximadamente, casi treinta kilómetros, llegando al agotamiento al conseguir llegar al pueblo y reencontrarse con el grupo, que apenas diez minutos había partido en dirección a Majadahonda, pueblo fronterizo a este.

Tras conseguir llegar, con emoción y alegría, coreando consignas, ya a dieciocho kilómetros de Madrid, vencidos por el cansancio, llegamos a una plaza en donde acamparemos, y en donde somos bien recibidos por parte de los del 15M de ese pueblo, con comida y con bebida, con un merecido descanso, y algunos no podemos ni levantarnos una vez que estamos tumbados. Citar que algunas furgonetas del mov. allí aparcadas tenían la cerradura rota debido a la mala acción de cierta "gente" de hobbys tanto perjudiciales para con los demás. El resto de la tarde se amenizo con música, con descanso, y para los que querían ducharse varios voluntarios tenían un completo servicio de duchas a escasos minutos de la plaza.

Finalmente se convocó la asamblea sobre las ocho y media tras una velada oral y musical de voluntarios, que podían expresarse libremente acerca del movimiento y de sus experiencias del viaje. La asamblea fue similar, destacándose una frase: -Hace falta un cambio, hace falta una revolución- Siendo llevada al consenso por parte de todxs por esa urgente necesidad de reformar este sistema y cambiarlo. Después un miembro de 15M Valladolid procedió a recitar un poco de ópera, mostrándose como un tenor joven y enérgico, de excepcional talento, siendo aplaudido por los centenares de personas que allí estaban, con emoción por parte la nuestra, de saber que mañana sería un día histórico, mañana tomaríamos Madrid, y mañana haríamos historia.

Con esto se procedió a cerrar la asamblea. Nos vemos en las fotos.
























































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